martes, 31 de agosto de 2010

(*) verdades universales


Mientras no estás enamorada, mientras tu corazón es libre y tu mirada no es de nadie, entre todos los hombres que podrían interesarte ni uno solo se digna prestarte atención; después, en el momento en que te sientes atrapada por una única persona y no te importan los demás absolutamente nada, todos te persiguen, pronuncian dulces palabras, te galantean. Es el efecto de las ventanas del alma: cuando están abiertas, el cuerpo da al alma una gran luz e igualmente el alma al cuerpo, con un sistema de espejos se iluminan entre sí. En breve se forma a tu alrededor una especie de halo dorado y cálido, y ese halo atrae a los hombres como la miel atrae a los osos...

(*) porque la vida tiene sus propios planes...

Ya tenía todo lo que quería, pero nada de lo que necesitaba. Y creo que lo que necesito está aquí. He recorrido todo este camino, para comprobar si tú piensas igual porque si es así... la verdad no tengo nada planeado y es algo nuevo para mí.

Así que tengo que hacerte una propuesta: Te propongo que no hagamos planes. Te propongo que nos demos una oportunidad. Y dejemos que evolucione por sí solo. Bueno, ¿Qué me dices?

(*) deshaciendo las maletas...

En la vida solo hay algo seguro aparte de la muerte y los impuestos. Por mucho que te esfuerces, por muy buenas que sean tus intenciones, cometerás errores, harás daño, te lo harán a ti y si quieres recuperarte, solo puedes decir una cosa, te perdono. Perdonar y olvidar, es lo que dicen. Cuando alguien nos hiere deseamos herirle, cuando alguien nos trata mal queremos tener razón... Sin perdón, las cuentas pendientes no se saldan, las viejas heridas no cicatrizan. Lo máximo que podemos esperar es que algún día tengamos la suerte de OLVIDAR...


sábado, 21 de agosto de 2010

Piensa en frío.

El problema del frío es que en su justa medida es agradable, cálido y maravilloso. Muchos prefieren el frío al calor, porque con el calor no podrás sentir frío, pero con el frío si el calor. En pleno invierno, a 5º por ejemplo, una de los mejores sensaciones es meterse en la cama con sábana, manta y edredón y arroparse hasta arriba, y sentir como el frío desaparece poquito a poco para convertirse en calor. Pero durante el verano, el calor nunca será frío.
Los paisajes más bellos, son los helados, lugares mágicos cubiertos de nieve y de hielo.
-Ah! Sí eso, el hielo. ¿Es posible que te guste el calor y a la vez sientas una terrible necesidad por el hielo?
-Un momento, antes de responderte, se me olvidó contarte que a las personas tiende a gustarles, aquello que no pueden tener en el momento en el que lo quieren, como el hielo en verano. Lo que pasa con el hielo, es que es necesario para transmitir esa maravillosa sensación cálida que solo él puede crear, la más parecida al amor que conozco.
- Y… ¿Qué tiene que ver eso con lo que te he preguntado?
- Pues que el problema del hielo es que cuando te acostumbras a vivir con él, ya no quieres dejar de estar helada.
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martes, 17 de agosto de 2010

¡(L)!

Busco una frase que me defina y normalmente encuentro algo que me vale, que me sirve, que me queda bien, como una prenda de ropa supongo, que cuando pasa el tiempo o bien te queda pequeña o te va grande o ha pasado tanto tiempo que pasó de moda, que se quedo anticuada. Supongo que con los sentimientos pasa algo parecido, no solo con el amor, con la amistad, con la relaciones, cuando transcurre un tiempo algunas se rompen, otras mejoran, otras empeoran, otras se enfrían e incluso hay otras que cuando pasa un tiempo empiezan a calentarse.

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lunes, 16 de agosto de 2010

Análisis primero de como se ve todo desde el puntito sobre la i.

Pudiendo explicar las relaciones con signos de puntuación dime, dime que es lo nuestro, o si nada es exactamente nuestro y sólo existe tuyo y mío.
Acercándome a la realidad diría, que somos innumerables paréntesis en una infinita línea de puntos suspensivos, que cada coma trae detrás consigo un momento mejor que el anterior, los besos vienen entre exageradas exclamaciones; hay puntos y aparte en esto tan raro que se sostiene en dos interrogaciones demasiado sólidas tal vez… pero sólo son eso, puntos y aparte que buscan un espacio entre línea y línea (a veces párrafos), siempre encontrando la letra mayúscula que continua la historia. Los puntos finales aún queriendo conocerlos, no los conoce nuestro cuento de nunca acabar, pues de eso se trata, de no dejar nunca de escribir , porque nunca se acaban las páginas, o eso parece… estamos escritos, en ocasiones, “entrecomillados” por aquello que dijo aquel, que dijo aquella, que nadie dijo, pero dijeron. No sabría explicar con exactitud que significarían en este lío los puntos y comas, sí en cambio, los famosos dos puntos, que introducirían cada interminable enumeración de caricias y besos inventados a lo largo de este, demasiado largo ya, viaje a ninguna parte. Los guiones son, extrañamente, necesarios innecesarios que avecinan, según que palabras de nuestras bocas introduzcan, la catástrofe o la felicidad más supina. Y todo esto enmárcalo ¿…¡,.(“”):;!…? y ese es el resultado, dos interrogaciones más firmes que dos columnas griegas, y todo lo demás apoyándose en ellas, hasta que caigan de viejas o se despejen como las equis de una ecuación matemática.
Aunque de intentar explicar esto con una ecuación, mejor hablamos otro día, que ni el mismo Einstein sería capaz de resolverla.

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domingo, 15 de agosto de 2010

Algunas veces las cosas no son lo que parecen, otras veces sí.

-Puede que nos veamos otra vez. Veo que tienes argumentos muy interesantes...
-Te he dicho ya que eres un cerdo?
-Si creo que si... Entonces, ¿paso a recogerte mañana por la noche?
-No podría. Creo que no podría resistir otra noche como esta.
-¿Porque, no te has divertido?
-¡Muchísimo! Yo hago siempre la camomila, todas las noches. Procuro que la policía me persiga durante un rato, me arrojo de la moto en medio de un campo desconocido, me dejo perseguir por un perro rabioso y, para acabar, me tiro sobre un monton de estiércol. Luego me revuelvo un poco en él y a continuación regreso a casa en sostén y bragas.
-Con mi cazadora encima.
-Ah, claro, lo olvidaba.
-Y, sobretodo, no me has dicho una cosa.
-¿Qué?
-Que has hecho todo esto conmigo.
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