-Todo está bien, amor, estás a
salvo. Estoy aquí –me acunó adelante y atrás, demasiado rápido para que
consiguiera calmarme – ¿Has tenido otra pesadilla? No era real
–No era una pesadilla –sacudí la cabeza frotándome los ojos con el dorso de la mano –Era un buen sueño –mi voz se quebró de nuevo.
–Entonces ¿por qué lloras? –preguntó, desconcertado.
–Porque he despertado. –gemí, rodeando su cuello con mis brazos, y sollozando contra su garganta.
–No era una pesadilla –sacudí la cabeza frotándome los ojos con el dorso de la mano –Era un buen sueño –mi voz se quebró de nuevo.
–Entonces ¿por qué lloras? –preguntó, desconcertado.
–Porque he despertado. –gemí, rodeando su cuello con mis brazos, y sollozando contra su garganta.
Cuando nuestros sueños se han cumplido es cuando comprendemos
la riqueza de nuestra imaginación y la pobreza de la realidad.