-¿sabes que a diario me prometo que no volverás a jugar conmigo? Y justo después entras por esa puerta con esa sonrisa, dispuesto a conseguir que me traicione a mí misma. Pronuncias esas palabras que solo tú sabes que pueden hacerme sonreír y…entonces…olvido mi promesa.
- Pero lo dices enfadada… ¿cuál es el problema?
-el problema eres TÚ
-¿yo?
- y tus MIEDOS, especialmente, tu miedo a aceptar lo que sientes. Tienes miedo a que, una vez lo hayas aceptado, puede que termines sufriendo. Pero querer es eso, ¿sabes? Y puede que un día lo entiendas y entonces te atrevas a arriesgar pero también puede que ese día yo ya haya decidido que no me interesa sufrir más y no esté ahí esperándote…ya te lo he dicho: a diario me prometo que NO volverás a jugar conmigo.
(*)
que chulo =)
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