sábado, 10 de julio de 2010

(*) En silencio y sin decir una palabra...


Sus labios se rozan. Y ella se olvida de todo por un instante, se abandona a ese beso cálido, sensual y diferente.

Sí. La felicidad también es eso. Una pequeña locura, un momento para uno mismo. Y ese abrazo le parece el mejor remedio para su mal.



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