miércoles, 1 de septiembre de 2010

(*) show must go on...

Un balón pesado que se aleja hacia el cielo. Silencio. Cada vez más lejos.

Luego, trabajosamente, los primeros chirridos. Es como si la gran máquina arrancase de nuevo. Ruidos pesados, cadenas sin lubricar, engranajes que rechinan, crujen. Pero arranca. Ya está... ¡Chucu chucu chu! Como ese tren lejano, en el horizonte, que retoma su camino, su carrera, que aumenta el ritmo, resopla, otra vez, sí, hacia confines lejanos, hacia los días que vendrán... Chucu chucu chu... Y silba, vuelve a silbar. Y no detenerse. No detenerse. Todos, absolutamente todos, siguen adelante. Y antes o después lograrán olvidar algo. O a lo mejor no. Pero también en esta duda reside una gran belleza.

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