lunes, 27 de septiembre de 2010

(*) Todo ese ruido que el maldito invierno se lleva



Dulce no hacer nada, dulce posponer, balancear los pies contemplando cómo gira el mundo, ir y volver a ir, esperar dulcemente la hora de comer, mirar cómo crece la hierba, cómo se evapora el agua, tranquilamente, a la sombra, dejándose acariciar por una brisa fresca, redondear las pompas de pensamientos que estallan en el aire apenas se hacen demasiado serios o demasiado graves, estar ligeros, transformar las horas en meses como una hoja arrastrada por la corriente de un río, dulcemente vencidos, sí, estar así...


y volverá el VERANO otra vez...



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