lunes, 3 de enero de 2011

(*)Propósitos



Bien es sabido que todo el mundo, antes de que las campanadas anuncien la entrada de un nuevo año, rehacen su lista de propósitos, propósitos que se repiten todos los años y que son olvidados en la primera semana de enero por los de menor fuerza de voluntad, algo más adelante por los que tienen capacidad de esfuerzo.

Son típicos los que se prometen no volver a fumar, los que prometen esforzarse por olvidar un amor fallido o los que dicen que mejorarán en su trabajo. Los hay que se proponen encontrar a su media naranja en el nuevo año, los que tratarán de ponerse a dieta tras la ingesta navideña o los que se disponen a perdonar a aquel amigo con el que discutieron. También tenemos a los tímidos que prometen dejar su timidez de lado, al triste que se propone vivir con una sonrisa o el hijo que se prometerá ir a ver más a sus padres.

Y yo…yo, más que un propósito que sé que olvidaré, en este nuevo año, como en todos, un deseo: ser FELIZ. ¿Los propósitos? Están claros ¿no?

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