viernes, 9 de julio de 2010

(*) matemática sentimental.

Todos hablamos mucho cuando nos cuentan cosas parecidas que les ocurre a otras personas. No sé por qué, pero nunca pensamos que puede sucedernos a nosotros y, en cambio, el día menos pensado.. pam! te toca a ti, como si te hubieras traído toda la mala suerte tú sola. Tienes que arreglar cuentas con tu orgullo y tus ganas de seguir con él, pero ¡qué coñazo!

Siempre he sido una negada en matemáticas y además, en el amor no existen ecuaciones ni operaciones, no existe el contable de los sentimientos o el asesor financiero del amor. ¿Qué ocurre, que hay que pagar un impuesto para ser feliz?. Si fuera verdad, lo pagaría a gusto... Lo peor de todo es que le echo de menos.
Estoy en el puente, paro el coche y bajo, me acuerdo de esa noche, esos besos... veo nuestro candado y me acuerdo de cuando arrojó la llave. Era una promesa,
¿tan difícil era mantenerla?...



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